Dolores Vargas, la Terremoto (fotografía cedida por su familia)
Dolores Vargas, la Terremoto (fotografía cedida por su familia)

Logró su mayor popularidad con la canción Achilipú, todo un clásico de la rumba catalana. Pero la artista gitana Dolores Vargas “La Terremoto” acumuló a lo largo de su vida una trayectoria de trabajo con una larga serie de discos y espectáculos en los que no dejó de tocar ningún ‘palo’: desde el flamenco a la copla, del bolero al cha-cha-chá. Su fuerza y su temperamento en el cante y el baile fueron sus principales señas de identidad. Dolores Vargas falleció hace nueve meses.

Para homenajear su figura, el Ayuntamiento de Madrid ha colocado una placa del Plan Memoria de Madrid en la plaza de Santa Ana, 15, en el edificio donde se ubica el mítico tablao flamenco Villarosa. El texto recuerda que “en torno a este lugar vivió y creó Dolores Vargas “La Terremoto” (1936-2016) de la dinastía Castellón Vargas, que convirtió su cultura en arte”.

 

Dinastía Castellón Vargas

Efectivamente, La Terremoto perteneció  a una amplia familia de artistas, entre los que destacó especialmente su hermano Enrique, el Príncipe Gitano, así como Juan Castellón, “El Noy”, también hermano suyo. Su marido, José Castellón, era primo suyo y sería su guitarrista y uno de sus principales compositores; coautor, entre otros muchos temas, del  famoso Achilipú. Tras la muerte del esposo, a mediados de los años 80, La Terremoto se retiró.

Dolores Vargas estuvo muy vinculada a Madrid, ciudad donde se trasladó desde su Barcelona natal cuando era joven y que fue su cuna artística. Aquí, y con su hermano Enrique, cantó sus primeras canciones, como Penas de la gorriona o Málaga bella.

Participó en numerosos programas de televisión, uno de ellos, en el que compartió cartel con Lola Flores, Rosa Morena o su propio hermano El Príncipe Gitano, recibió el premio de la Asociación  de Cronistas de Espectáculos de Nueva York. Fue en 1971, cuando comenzaba la década de su mayor popularidad.

Mujer y gitana

El Plan Memoria de Madrid se creó en 1990 para recordar en las fachadas de edificios a personas, hechos o espacios relacionados con la historia de la ciudad.

Durante los 27 años de vigencia se han colocado 367 placas. Hasta ahora no ha existido un criterio homogéneo para la adjudicación de las placas y cabe destacar como dato  significativo que, por ejemplo, existen 275 dedicadas a hombres frente a las 32 para mujeres. El Área de Cultura y Deportes incorpora ahora otras narrativas a la realidad de la ciudad, un objetivo que se pone de manifiesto con la colocación de la placa a ‘La Terremoto’, mujer, artista y gitana.